La inquietud y el nerviosismo son respuestas naturales ante situaciones de estrés o incertidumbre. Momentos cruciales, como antes de un examen importante, una entrevista de trabajo o un evento significativo, pueden provocar estas sensaciones, que incluso pueden mejorar nuestro rendimiento.
Sin embargo, cuando la ansiedad persiste y aparece sin una razón clara, puede convertirse en un trastorno de ansiedad. Este trastorno se caracteriza por un estado de inquietud, nerviosismo, preocupación o temor que puede bloquearte y dificultar tu rutina diaria, manifestándose a través de síntomas físicos y emocionales que impactan negativamente tu vida cotidiana.
Marta R. T. evita asistir a las fiestas de la oficina por miedo a ser juzgada por sus compañeros. Este miedo surge de pensamientos recurrentes como "Todos se darán cuenta de mis errores" o "Se reirán de mí si digo algo inapropiado". Estas ideas la llevan a experimentar ansiedad social intensa, caracterizada por sudoración, palpitaciones y una sensación de pánico ante la posibilidad de interactuar en entornos sociales. A través de la terapia cognitivo-conductual, Marta trabajó en identificar y desafiar sus pensamientos negativos. Se le enseñaron técnicas de reestructuración cognitiva y habilidades sociales para manejar sus interacciones de manera más efectiva. Con el tiempo, y mediante exposiciones graduadas a situaciones sociales, Marta logró reducir su ansiedad y comenzar a disfrutar de las reuniones con sus compañeros.
Leer ejemploJuan G. A., un niño que habla sin problemas en casa, se queda completamente callado en el aula escolar. Este comportamiento, conocido como mutismo selectivo, se manifiesta debido a la ansiedad extrema que siente Juan en el entorno escolar. A menudo, experimenta pensamientos como "Me van a criticar si hablo" o "Los otros niños se burlarán de mí", lo que le impide comunicarse verbalmente en la escuela. La terapia incluyó técnicas de exposición gradual y juegos terapéuticos para fomentar la comunicación en un entorno seguro. Se trabajó estrechamente con sus profesores y padres para crear un ambiente de apoyo y comprensión. A medida que Juan fue ganando confianza, comenzó a hablar con sus compañeros y maestros, mejorando significativamente su participación en clase y su bienestar emocional.
Leer ejemploLuis M. S. evita viajar en avión a pesar de que su trabajo lo requiere, debido a su miedo extremo a volar. Antes de un vuelo, experimenta pensamientos intrusivos como "El avión va a caer" o "No podré soportar el pánico durante el vuelo". Estos pensamientos desencadenan síntomas físicos como sudoración, taquicardia y temblores, lo que le impide abordar el avión y afecta su desempeño laboral, ya que rechaza oportunidades de negocio que requieren viajar. Luis se sometió a terapia cognitivo-conductual, donde se enfocó en desafiar sus pensamientos catastróficos y reemplazarlos con creencias más realistas sobre la seguridad del vuelo. Mediante técnicas de exposición gradual, comenzó con simulaciones de vuelo y visitas al aeropuerto. Además, aprendió técnicas de relajación y respiración para manejar su ansiedad durante el vuelo. Con el tiempo y el apoyo terapéutico, Luis logró superar su miedo y retomar sus viajes de trabajo, mejorando su rendimiento profesional y calidad de vida.
Leer ejemploAna D. G. experimenta ansiedad extrema cuando deja a su hijo en la guardería, preocupándose constantemente por su bienestar. Se inunda de pensamientos como "¿Y si algo le pasa mientras no estoy?" o "¿Estará bien cuidado?". Estas preocupaciones la acompañan todo el día, dificultándole concentrarse en su trabajo y generándole síntomas físicos como tensión muscular y dolores de cabeza. A través de la terapia, Ana trabajó en identificar y desafiar sus pensamientos irracionales sobre la seguridad de su hijo. Aprendió técnicas de mindfulness y respiración para reducir su ansiedad en el momento. Además, se implementaron estrategias de afrontamiento para manejar situaciones que disparaban su ansiedad. Con el tiempo, Ana pudo confiar más en la guardería y en las capacidades de los cuidadores, permitiéndole concentrarse en su trabajo y disfrutar de su tiempo libre sin ansiedad constante.
Leer ejemploCarlos G. O. sufre ataques de pánico repentinos mientras conduce, lo que lo ha llevado a evitar manejar largas distancias. Durante estos ataques, experimenta sudoración, palpitaciones y una sensación de muerte inminente. Sus pensamientos son "Voy a perder el control del coche" o "Voy a tener un accidente fatal". La terapia incluyó la exposición gradual a la conducción, empezando por distancias cortas y seguras. Se implementaron técnicas de respiración profunda y relajación muscular para manejar los síntomas de pánico. Carlos también trabajó en cambiar sus pensamientos catastróficos a través de la reestructuración cognitiva. Después de varias sesiones, logró conducir sin experimentar ataques de pánico, recuperando su libertad de movimiento.
Leer ejemploLaura D. M. no puede ir al centro comercial porque teme quedarse atrapada en medio de la multitud y no poder salir rápidamente. Este miedo se presenta como ataques de pánico, con síntomas físicos intensos como falta de aire, mareos y taquicardia. Sus pensamientos giran en torno a "No podré escapar" y "Voy a perder el control y hacer el ridículo". Se utilizó la terapia de exposición gradual, comenzando por visitar lugares menos concurridos y aumentando progresivamente la dificultad. También se implementaron técnicas de respiración y relajación para controlar los síntomas físicos del pánico. Con el tiempo, Laura pudo visitar el centro comercial sin experimentar ansiedad extrema, recuperando su independencia y calidad de vida.
Leer ejemploPedro L. J. comenzó a experimentar ansiedad extrema después de empezar a tomar un nuevo medicamento para su presión arterial. Esta ansiedad se manifestaba como pensamientos de preocupación constante, insomnio y una sensación general de intranquilidad. Se preguntaba repetidamente "¿Qué pasa si el medicamento está afectando mi corazón?" o "¿Y si nunca me siento bien otra vez?". A través de la terapia, Pedro aprendió a distinguir entre los efectos secundarios temporales del medicamento y los síntomas de ansiedad. Se le enseñaron técnicas de mindfulness y manejo del estrés para reducir su preocupación. Con mi ayuda y un ajuste en su medicación bajo supervisión médica, Pedro logró disminuir su ansiedad y recuperar su bienestar.
Leer ejemploEugenia L. R. se preocupa constantemente por su salud, el desempeño de sus hijos en la escuela y su situación financiera, pasando la mayor parte del día en un estado de ansiedad. Sus pensamientos giran en torno a "¿Y si tengo una enfermedad grave?" o "Mis hijos pueden fracasar en la escuela". Esta preocupación constante le provoca insomnio, irritabilidad y dificultad para disfrutar de las actividades diarias. Eugenia se benefició de una combinación de terapia cognitivo-conductual y técnicas de manejo del estrés. Trabajó en desafiar sus pensamientos catastróficos y aprender a focalizarse en el presente. Además, se le enseñaron técnicas de relajación y meditación para manejar su ansiedad. Con la práctica constante, Eugenia logró reducir su nivel de ansiedad, mejorando su bienestar general y la relación con su familia.
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Si sientes que la ansiedad está afectando tu vida, no estás solo. Con la psicóloga, podrás aprender a gestionar tu ansiedad y evitar que altere tu día a día.
Aquí te dejo un test para evaluar tu nivel de ansiedad.